Grafitis en Lima
Hace algunos años, cuando vivía en el centro de Lima admirando sus edificaciones y renegando por el transporte público, esperaba que alguna vez el alcalde de turno se preocupara por el hermoso puente Balta, que comunica el jirón Andahuaylas con la plaza de Acho. Mi anhelo se concretó hace unos meses, cuando el alcalde Castañeda restauró el puente, aunque las obras tardaron más de lo necesario y no se colocaron los faroles originales, quizá por temor a los robos.
Hace unos días fui a echar un vistazo a los libreros del jirón Amazonas y vi el puente lleno de pintas. En realidad, hay grafitis y grafitis. En el estadio de Miraflores se pueden ver algunos muy buenos. En Jesús María me he topado con otros muy interesantes firmados por un misterioso Sef. Esas obras me inspiran el mayor respeto. ¿Pero es necesario estropear el aspecto del centenario puente Balta para realizar las mismas pintas bobas de siempre, referidas a equipos de fútbol o a los barrios adyacentes?
En el centro siempre ha habido este tipo de grafitis. Recuerdo que la iglesia San Francisco, probablemente la más bella de la ciudad, fue pintarrajeada con escudos de Universitario de Deportes y con el nombre de las barras de ese equipo. Doy mi palabra que no escribiría esto si hubiese encontrado un grafiti realmente apreciable en la iglesia. Pero, al parecer, los autores de estas pintas no tienen el suficiente talento como para realizar algo así. Si no lo tienen, ¿no sería bueno que dejaran de pintar las calles o que reciban una multa por faltar el respeto a la ciudad?