¿Voto de conciencia?
Gracias a las encuestas publicadas en diarios extranjeros, el sábado 8 de abril la mayoría de peruanos usuarios de Internet conocíamos que Alan García y Lourdes Flores se peleaban voto a voto el segundo lugar de las elecciones presidenciales. Es decir, los peruanos informados podíamos intervenir directamente para evitar el desastre de tener a los candidatos Humala y García en la segunda vuelta. ¿Pero es eso lo que efectivamente hicimos?
Hasta donde pude conversar con amigos y leer en distintos blogs, Humala y García eran vistos con verdadero horror. Del primero se tienen serias sospechas de haber violado los Derechos Humanos en Madre Mía y del segundo se recuerda un pésimo gobierno, plagado de colas, políticos corruptos, sinvergüencerías e hiperinflación. A pesar de eso, las personas a las que recurrí proclamaban un “voto de conciencia”. En otras palabras, pensaban otorgar su voto a candidatos como Valentín Paniagua o Susana Villarán, ambos considerados como personas honradas y demócratas. Naturalmente, ellos conocían que su “voto de conciencia” iba a ocasionar que Humala y García pasaran a la segunda vuelta. Y así, sin mayores remordimientos, votaron por candidatos que no tenían mayores opciones, se fueron a sus casas, renegaron con los avances electorales por televisión y en la noche se fueron a dormir plácidamente, con sus lindas cabecitas colmadas de paz y tranquilidad.
¿Votar por Lourdes Flores era pedir demasiado? Claro, las personas que la acompañan no son del todo confiables. Nombremos solamente a Rafael Rey y Xavier Barrón. ¿Pero no era mejor tener como presidenta a una mujer comprobadamente honesta que dejarnos gobernar por García o Humala? ¿Votar por Paniagua o Villarán no significó dejarse de comprometer políticamente con el país?
En la foto: Alan García sin mucha papada gracias al Photoshop.